ngcConsiderado como uno de los destinos más peligrosos de la guerra, el remoto valle de Korengal, al Este de Afganistán, sirvió como base a un grupo de hombres liderado por las fuerzas estadounidenses en la zona.

 

El valle fue abandonado por los militares en abril de 2010. Sin embargo, a finales de 2007, casi una quinta parte de todo el combate en Afganistán se estaba produciendo allí. La lucha fue a pie y fue mortal. La zona de control estadounidense se trasladó colina por colina, cerro por cerro, avanzando unos cien metros cada vez. El largometraje documental ?Restrepo?, ganador del Gran Premio del Jurado en la edición del  Festival de Sundance, cuenta la experiencia vivida en Korengal a través de los propios testimonios de los soldados estacionados en valle entre  2007 y 2008.

Estrenada en cines en Estados Unidos, este impresionante trabajo llega ahora a España, en exclusiva, a través de National Geographic Channel, que lo estrenará el domingo 26 de diciembre a las 21.30 horas.

El fotoperiodista Tim Hetherington y el periodista y escritor Sebastian Junger son los responsables de ?Restrepo?. El documental narra las experiencias vividas durante 15 meses por el segundo pelotón de militares de EE.UU y la Compañía de Batalla de la 173 Brigada Aerotransportada, que se completa con el libro ?War?, de Jünger, y la recopilación fotográfica ?Infiel?, de Hetherington.

Ambos estuvieron con los militares durante este período, tiempo suficiente para recopilar más de 150 horas de metraje y retratar el  aburrimiento, el humor, el terror y la vida cotidiana en el puesto de avanzada, bautizado por los soldados como ?Restrepo?, en honor a su médico, PFC Juan Restrepo, quien murió en una acción bélica.

Hetherington y Junger se unieron a los hombres del Segundo Pelotón en junio de 2007. Durante los siguientes 15 meses, realizaron un total de diez viajes a la Korengal. Cada uno se inició con un vuelo en helicóptero desde la Base principal del valle, para continuar con un recorrido a pie de dos horas hasta Restrepo. Allí no había agua corriente, ni internet, ni comunicación telefónica y, durante un tiempo, no hubo electricidad o ni calefacción. El lugar no podía ser más inhóspito: sólo bolsas de arena y municiones. Algunos días, el puesto era atacado tres o cuatro veces desde distancias de hasta 50 metros.

Domingo 26 a las 21.30h

N.P.

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