El relieve accidentado de Lisboa, marcado por colinas, ha sido siempre uno de los obstáculos para la circulación de personas y mercancías entre las partes más altas y bajas de la ciudad.
Con la llegada de la tracción mecánica y el primer elevador de la Península Ibérica, en Braga, llegó la esperanza de ver resueltos los problemas de circulación. Lisboa popularizó este nuevo medio de transporte con características ideales para rutas cortas y empinadas. Aparecieron, entonces, los elevadores que son, hoy, la imagen y marca de la capital portuguesa.
Todos ellos son creaciones del ingeniero portugués Raoul Mesnier du Ponsard. Llegaron a ser nueve, pero con el avance de los tiempos solo han sobrevivido cuatro, el elevador do Lavra, da Gloria, da Bica y el de Santa Justa. Los cuatro son centenarios, pertenecen a Carris y son la preferencia de muchos turistas. Han sido inmortalizados en los anuncios, filmados por los grandes maestros del cine, y todos ellos han sido declarados Monumento Nacional. Sin duda, siguen siendo todo un referente de la ciudad de Lisboa.
Lunes 13 a las 17:00. Martes 14 a la 01:00 y a las 09:00.
N.P.