Científicos forenses, expertos en genética y criminólogos son capaces de encontrar a un asesino mucho después de que haya perpetrado su crimen.
Minúsculas células de piel, salpicaduras de sangre, incluso gusanos encontrados en el terrible escenario de un crimen se pueden investigar, examinar y estudiar para obtener las pruebas que ayuden a las víctimas a conseguir justicia.
Los muertos no hablan, pero sus restos dicen más que suficiente. El trabajo de los investigadores, analistas y científicos es saber escuchar.
Domingo 14 a las 23.00h