Jacoba Ballard, hija única concebida con esperma de un donante, siempre soñó con tener un hermano o una hermana. Un buen día, una prueba de ADN casera le desveló que tenía no solo un hermanastro, sino siete, cifra que contravenía las buenas prácticas de los tratamientos de fertilidad.

Cuando el grupo de hermanastros investigó su peculiar árbol genealógico, pronto descubrió la horrible verdad: el médico de fertilidad de sus padres había inseminado a sus pacientes con su propio esperma sin su consentimiento. Cuando Ballard y sus hermanastros entendieron que apenas habían rascado la superficie de la oscura red de engaños del médico, su sed de justicia los llevó a protagonizar esta perturbadora historia sobre un abuso de confianza inconcebible.
Desde miércoles 11

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