La agente del FBI, Emily Byrne (Stana Katic), sufrió una experiencia de lo más traumática en la primera temporada de Absentia. Tras siete años desaparecida mientras perseguía a un asesino en serie, años en los que se la llegó a dar por muerta, Byrne reaparecía y desvelaba que, durante todo ese tiempo, había estado secuestrada en manos de un sádico que la torturaba constantemente, y del que desconocía qué quería de ella.
Su vuelta a casa era, lógicamente, complicada porque su marido había rehecho su vida al lado de otra mujer, su hijo apenas la reconocía y ella necesitaba colaborar con el FBI en la búsqueda de su captor para poder pasar página. Emily consiguió algunas de esas cosas en la primera entrega, pero las secuelas de lo que le ocurrió no se curan tan rápido.
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