Estreno de la nueva temporada de “Encuentros peligrosos con Brady Barr” con la emisión de dos episodios. El primero, incluye imágenes de la agresión sufrida por el herpetólogo.
“Sentí como la serpiente atacaba mi pierna derecha justo debajo de la nalga, lo que me hizo literalmente retorcerme de dolor”
El domingo 27, a las 21.00 horas, y el domingo 3 de febrero, a las 15.00 horas
La serie de aventura “Encuentros peligrosos con Brady Barr” regresa en enero a National Geographic Channel con el estreno en exclusiva, el domingo 27 de septiembre, a las 21.00 horas, de un episodio de excepción, el titulado “El ataque de la pitón”, que incluye las imágenes grabadas en directo por la cámara del programa de la agresión sufrida por el herpetólogo cuando este se acercaba a las serpientes refugiadas en una cueva acuífera de Indonesia.
La noche contará también con el estreno de “Operación hipopótamo”, segundo episodio de la temporada, en el que Barr mide sus fuerzas con el hipopótamo del Nilo, el más fiero de su especie y, sin duda, uno de los animales más temidos del continente africano.
Durante más de 15 años y en más de 50 países, el herpetólogo Brady Barr, un intrépido científico dedicado al estudio de los reptiles, especializado en cocodrilos, ha recorrido cientos de pantanos infestados de insectos y ríos llenos de parásitos estudiando los cocodrilos, lagartos, serpientes, y otros reptiles. De hecho, es el único investigador que ha conseguido capturar y estudiar las 23 especies de cocodrilos salvajes del mundo.
Pero ha sido en Indonesia, en un lugar conocido por los nativos como “el palacio de las serpientes” (una cueva de murciélagos infestada de cucarachas), donde Barr ha vivido la experiencia más intensa de toda su carrera: El ataque de una serpiente pitón que, sintiéndose amenazada, hiende su afilado diente en la pierna del investigador.
En esta aventura, está acompañado por el Dr.Mark Auliya, gran conocedor de las serpientes. Su objetivo es estudiar pitones reticulares en su entorno natural, antes de que su hábitat se destruya, de forma que puedan recopilar datos y entender mejor qué es lo que necesitan las pitones para sobrevivir en la naturaleza.
Para ello, ambos investigadores deberán adentrarse en la cueva conocida como “el palacio de las serpientes” donde la temperatura y la humedad son muy elevadas, lo que hace que la cámara se empañe constantemente. El contenido de amoniaco es tan alto en determinados lugares, que Barr y Auliya se ven obligados a llevar bombonas de oxígeno. Para complicar aun más la situación, lo que parecen cientos de miles de murciélagos sobrevuelan sus cabezas generando un constante reguero de guano.
En el transcurso de la expedición, los científicos aprenden que el ecosistema es perfecto para las pitones. La temperatura corporal de las serpientes es de 30ºC, por lo que el calor y humedad de la cueva resultan perfectas para ellas. Además, la cueva es una constante fuente de comida tal y como muestra la pitón que han capturado cuyo bulto delata que acaba de engullir un buen bocado: dos murciélagos enteros.
Cuando se disponen a salir de la cueva, Brady Barr vislumbra lo que parece ser una pitón gigante que asoma parcialmente de una hendidura. Las cámaras graban cómo es capaz de atrapar los últimos metros de la cola de la serpiente antes de que desaparezca por el muro. De repente, la enorme serpiente lanza sus poderosas armas hacia su pierna: “Sentí como la serpiente atacaba mi pierna derecha justo debajo de la nalga, lo que me hizo literalmente retorcerme de dolor. Las serpientes pitón están fuertemente armadas con una docena de puntiagudos dientes curvados. Tras asegurar su posición, lanzó todo su peso y fuerza y comenzó a rasgarme la piel hacia abajo. La potencia de estos animales es absolutamente increíble”, ha comentado el herpetólogo.
Por fin, la serpiente le suelta, pero los científicos siguen si poder asir su cabeza: “Este es el momento en el que más me preocupé, y fue sin lugar a dudas el más peligroso de mi carrera, porque pensé que no podría mantenerme consciente si me volvía a morder”.
Finalmente, consiguen encontrar la cabeza del reptil, y Auliya arrastra a la serpiente al lado menos profundo de la cueva, donde Barr la introduce en la bolsa de captura. Una vez que el peligro ha pasado, el equipo inspecciona las heridas del herpetólogo. Son graves, pero Barr se empeña en medir la serpiente, que alcanza casi los 3,5 metros.
Debido a la gravedad de las heridas y al peligro de infección, el equipo decide no hacer ningún test más, liberar a la serpiente y concentrarse en procurarle cuidado médico a Barr. Tras una hora de caminata, consigue atención primaria y tras 27 horas de viaje a Singapur, los antibióticos que necesita. Afortunadamente, han superado con éxito el riesgo de infección.
Seis semanas después, Brady Barr vuelve al “palacio de las serpientes”. Fuera hace más calor y sequedad que en su última visita, lo que probablemente, habrá hecho aumentar el número de serpientes. Sorprendentemente, encontrará una serpiente gigante en el mismo lugar. Con menos dificultades que la vez anterior, los hombres son capaces de capturar la que creen que es la misma serpiente le mordió, pero será necesario medirla antes de asegurarlo. ¿Se tratará de la misma pitón?
“Encuentros peligrosos con Brady Barr: Operación hipopótamo”
El domingo 27 a las 22.00 y el domingo 3 de febrero a las 16.00
La noche del domingo 27 de enero, se completará con el estreno del segundo episodio de “Encuentros peligrosos con Brady Barr”, titulado “Operación hipopótamo”. En esta ocasión, el herpetólogo y su equipo van tras uno de los animales más letales de la fauna africana: el hipopótamo del Nilo.
Dicen de él que es el guerrero perfecto. En parte submarino de combate, en parte tanque, está armado con unos colmillos que pueden llegar a medir 30cm y propinar un mordisco capaz de romper huesos. Es el hipopótamo del Nilo. Llegan a pesar dos toneladas e incluso tres y no hay que dejarse engañar por su aparente torpeza de movimientos: son más rápidos que el hombre.
Los científicos tienen grandes dificultades para estudiarlos en la naturaleza. Acercarse a uno de ellos sin provocar una reacción violenta es toda una proeza, y su modo de vida, muy parecido al de los anfibios, hace que la observación de campo sea casi imposible. Cuando salen del agua, ya es de noche y la oscuridad impide un estudio en profundidad. Tampoco se les puede adormecer con tranquilizantes, porque en una reacción instintiva, se sumergen en el agua en búsqueda de seguridad y podrían ahogarse.
Pero Brady Barr tiene un plan: se convertirá en uno de ellos. Ya utilizó este método en el estudio de los cocodrilos construyendo uno a tamaño real. Ahora, está ideando un disfraz-armadura lo más parecido posible a un hipopótamo que le permitirá acercarse a ellos y estudiarles en su propio entorno.
Para construir el disfraz, necesita saber todo lo que pueda acerca de su constitución y comportamiento. Barr visita el Zoo Negara en Malasia. El animal, un hipopótamo hembra gigante, no tarda en incomodarse con su presencia, y tras dos feroces embestidas, consigue el mordisco que necesita para diseñar su traje.
Brady Barr no sólo necesita protegerse de sus terribles colmillos, también necesita protección contra las embestidas de su cuerpo. Coge su disfraz-armadura y lo somete a las mismas pruebas que se utilizan para evaluar los impactos en los coches en caso de accidente. Una embestida de un hipopótamo gigante generaría una fuerza de más de 2.700 kilos a una velocidad de 30 kilómetros por hora. ¿Será capaz la armadura de resistir el impacto?
Protegido con su disfraz-armadura y con datos cuanto menos preocupantes acerca del comportamiento de los hipopótamos, Brady se encamina al Parque Nacional de Luangwa del Sur (Zambia), el lugar donde más hipopótamos se concentran del mundo.
Le acompaña el Dr. Christopher Viney, un experto en hipopótamos de la Universidad americana Merced. Los hipopótamos cuando transpiran por la piel segregan una especie de protector solar que hace las veces de antibiótico. Recientemente, se ha empezado a estudiar como funciona este protector natural, pero hasta el momento sólo se ha probado con hipopótamos que viven en cautividad, y a menudo, un cambio en la dieta o en el entorno, puede alterar los procesos químicos de los animales. Como parte de la investigación, Brady intentará obtener una muestra de sudor de la espalda de un hipopótamo salvaje.
Mediante la técnica del ensayo y error, Brady comienza a cogerle el truco a eso de ser un hipopótamo. Sumerge su disfraz en el fango para oler como un auténtico “caballo de río”, lo que será de una gran ayuda cuando el primer hipopótamo gigante se acerque a tan sólo unos metros de distancia. Brady, pronto comprende que los hipopótamos que primero se le acercan, no son los líderes de la manada sino al contrario, los marginados de la misma.
Después de varios encuentros a lo largo del día, ya está preparado para la prueba definitiva un acercamiento en la noche. Al anochecer, los hipopótamos salen del agua para buscar comida en la sabana. ¿Qué ocurrirá? ¿Conseguirá una muestra del sudor de un hipopótamo salvaje? ¿Saldrá ileso de esta peligrosa cita con los hipopótamos gigantes?
Departamento de prensa de Fox international Channels