098_national_geographic_channel.jpgEstremecedora serie documental, testigo del infierno al que se enfrentan los jóvenes detenidos por tráfico de drogas fuera de su país. Estreno especial el domingo 29 de junio, a las 21.00 horas

 

Todos hemos oído historias de chicos y chicas jóvenes que, hipnotizados por promesas de dinero rápido y “fácil”, han arruinado sus vidas y la de sus seres queridos realizando peligrosos viajes a países exóticos actuando como pequeños emisarios de los grandes narcotraficantes. Imágenes imborrables de películas nos estremecen cada vez que pensamos en estos jóvenes, encarcelados a miles de kilómetros de su casa en prisiones que harían parecer las nuestras auténticos hoteles de lujo.

En este momento, 1.729 ciudadanos cumplen condena fuera de España, el 76% por delitos relacionados con el tráfico de drogas. 

Tras la exitosa serie documental “Cárceles”, National Geographic Channel presenta en junio “Encarcelados en el extranjero”, un sobrecogedor testimonio sobre la dura realidad que aguarda a los jóvenes acusados de tráfico de drogas fuera de su país.

Conoceremos la historia de Jim y Paul, dos jóvenes ingleses que animados por un antiguo compañero de colegio al que todo parecía irle muy bien, se embarcaron en un viaje “gratis” a Venezuela con la única condición de volver con una chaqueta forrada de cocaína. El viaje “gratis” acabó costándoles cinco años de cárcel en Caracas.

Oiremos también la historia de Jennifer, una joven de 19 años que vio cómo sus sueños desaparecían cuando la policía peruana la detuvo en la frontera con los tres kilos de cocaína por los que unos narcotraficantes iban a pagarle 5.000 dólares. Jennifer tuvo que asumir que los próximos tres años los pasaría en una cárcel de mujeres a miles de kilómetros de su casa.

Encarcelados en el extranjero: Venezuela
El domingo 29 a las 21.00 y el domingo 6 de Julio a las 14.40

Jim y Paul son los típicos adolescentes de Leicester (Inglaterra). Amigos desde pequeños, habían crecido en el mismo barrio y habían ido al mismo colegio. Sin embargo, una noche de 1996, su vida cambió para siempre. Moreno, confiado, y con esa seguridad aplastante de la gente que maneja mucho dinero,  Jamie destacaba entre todos los adolescentes  lánguidos  y desgarbados de Leicester.  Solía ir al colegio con Jim y Paul, pero hacía bastante que se marchó del pueblo. Sus historias de vacaciones en yates de lujo, fiestas increíbles y chicas en bikini, cautivaron a los dos muchachos. Jamie les dijo que si querían, ellos también podían formar parte de ese sueño: 8.000 libras y una estancia de lujo en Venezuela con todos los gastos pagados, a cambio de regresar con un paquete. Parecía muy fácil. Muchos de sus amigos lo habían hecho y nunca habían tenido ningún problema porque los funcionarios del aeropuerto estaban “untados”.

Una semana más tarde, Jim y Paul llegaron a Venezuela. Todo era exactamente cómo les habían prometido. Los “narcos” recogieron a los chavales y les llevaron a una casa destartalada del centro de Caracas donde les dieron las chaquetas que escondían la cocaína. Cruzaron el control de aduanas sin problemas y sintieron un profundo alivio por haberlo conseguido. Pronto estarían en casa con muchas historias divertidas que contar a sus amigos en las noches de discoteca.

Sin embargo, justo antes de subir al avión, un policía se les acercó y les pidió que subiesen los brazos. Era evidente que los chavales llevaban cocaína. La prisión de Venezuela superaba sus peor expectativas. Suciedad, delincuentes armados, peleas, gritos, violaciones… Cada día era una lucha por sobrevivir. Cuando consiguieron el tercer grado que les permitía estar fuera de la prisión durante el día, decidieron que no podían aguantar los cinco años que les quedaban y huyeron a Colombia. En 2001 regresaron a Inglaterra con una orden de búsqueda y captura por parte de las autoridades venezolanas y con la terrible sensación de que habían desperdiciado lo mejor de sus vidas.

Encarcelados en el extranjero: La pesadilla de la cárcel peruana
El domingo 29 a las 22.00 y el domingo 6 de Julio a las 15.30

Jennifer Davis había pasado su infancia en un pequeño pueblo de Ilinois en el seno de una familia profundamente religiosa. Su belleza, por la que había sido elegida Reina del Baile, era su mejor arma con la que pensaba triunfar como modelo en California, a dónde se mudó nada más cumplir los 19 años. Allí conoció a Krista Barnes, otra guapa chica de su edad, junto a la que planeó el maravilloso año que tenían por delante en aquella fantástica casa de la playa y libres de la vigilancia de sus padres.

Sólo habían pasado tres semanas, cuando su casero les presentó a dos atractivos peruanos que les prometieron unas vacaciones inolvidables en Perú a cambio de traer “un poco” de cocaína a su vuelta.

Nada más aterrizar en Lima, se dieron cuenta de que aquello no iba a ser la genial aventura que les habían contado. Los siguientes nueve días los pasaron encerradas en un hotel de mala muerte con su dinero y pasaportes confiscados. Cuando llegó el momento, unos hombres llegaron al hotel e introdujeron los paquetes de cocaína en su equipaje. Tres kilos en el de Jennifer y más de cinco en el de Krista. Se disponían a pasar el control policial, cuando fueron separadas del resto de la gente. Los policías no tardaron más de un minuto en encontrar la droga.

Entonces, comenzó la verdadera pesadilla. Tras pasar tres días en una cárcel de hombres encerradas en una celda sin agua ni comida, fueron conducidas a Chorillos, donde 650 mujeres se hacinaban en un recinto pensado para albergar a 200. Ésa sería su nueva casa para los próximos tres años.
 
En noviembre de 1999, tras una larga campaña de comunicación, las jóvenes regresaron a Estados Unidos. Posteriormente, han conseguido rehacer su vida, y hoy Jennifer es madre de un niño de cinco años y Krista trabaja en Desarrollo Internacional. Pero nunca podrán olvidar cómo sus sueños adolescentes se convirtieron en una pesadilla que aun les hace temblar.

Departamento de prensa de Fox International Channels 

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