Líbano, montañas entre valles, cuatro o cinco animales de corral y una casa con dos mujeres: Yara, adolescente huérfana de guerra, y su abuela. Y en ese medio de la nada aparece un compañero de amor primerizo con el que jugar al enamoramiento, tontear enredando, bromear inconscientes y consolarse de la tristeza que está llegando porque él se irá en breve a Australia.

Un sutil y hermoso grito de rebeldía que de forma bressoniana profundiza en la inocencia del primer amor, sí, pero que ante todo transita una cotidianidad marcada por el amor hacia el entorno, hacia los seres queridos y los animales. «Yara» plantea el conflicto entre la vida tradicional y los deseos de descubrir nuevos horizontes. En definitiva, la esencia de la vida. Un remanso de paz y calma que ante todo protege de toda posible amenaza ese verdadero tesoro que es la infancia.
Desde viernes 15

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