Este jueves en #0 de Movistar, `11M, dieciséis años después´, un Radio Gaga contra el olvido

Manuel Burque reconoce que este es uno de los capítulos más difíciles de grabar de la historia de `Radio Gaga´. El programa apenas ha empezado pero la memoria del dolor que produjeron los atentados yihadistas de aquel fatídico 11 de marzo de 2004 ya empieza a estar presente. Acaban de aparcar la caravana en la estación de El Pozo, en el distrito madrileño de Vallecas, donde explotó uno de los cuatro trenes que aquel día acabó con la vida de 193 personas y cambió la de aquellos que sobrevivieron para siempre. Precisamente son ellos y los familiares de algunos que ya no están, los protagonistas de “11M, dieciséis años después”, el quinto capítulo de la quinta temporada de Radio Gaga que se emite el jueves 29 de octubre a las 22:00h en #0 de Movistar+.

Además de ser uno de los programas más difíciles de grabar, como dice Burque, se trata también de uno de los episodios más emotivos de esta temporada. Lo novedoso de esta propuesta es la perspectiva con la que Movistar+ ha afrontado el tema contándolo desde un lugar poco habitual. Han pasado los años y la vida de aquellos que sufrieron el atentado más grave de la historia de nuestro país ha transcurrido marcada por aquel suceso. Y ahí es donde el programa hace hincapié, en cómo se sale adelante, cómo se rehace la vida tras haber sufrido un atentado de esas dimensiones.

Las historias
Aquel 11 de marzo de 2004, Dori acababa de cambiar de trabajo y era el tercer día que cogía ese tren. Dos personas muy corpulentas sentadas frente a ella le salvaron la vida involuntariamente al frenar con sus cuerpos la onda expansiva de la bomba que tenían cerca. Dori sobrevivió gracias a un pasajero que no salió corriendo de aquel amasijo de hierros y que llamó a los servicios de emergencia mientras le hacía un torniquete. Sobrevivió, pero perdió una pierna y parte de la audición. En aquel momento Dori tenía un hijo de tres años y medio y un matrimonio que hacía aguas. Tras el atentado dejó su trabajo como perito de seguros, estudió Derecho y hoy tiene su propio despacho. También se divorció y volvió a unirse a alguien con quien tuvo un segundo hijo. “Hay gente como yo, a día de hoy, sigue pasando operaciones. Olvidarlo es como tolerar que esto pueda volver a pasar”.

María José y Cecilio se casaron hace más de 45 años. Nunca pensaron que perderían a su hija de aquella forma. Aquel 11 de marzo Sonia iba a trabajar en el tren que había salido de Coslada. Y murió. “El dolor, a pesar de que el tiempo pasa, sigue ahí”, reconoce esta pareja que ha tenido que aprender a vivir de nuevo a base de psicólogos, terapias y pastillas.

Andrea, de 19 años, perdió a su madre con apenas tres. El atentado siempre ha estado presente en su vida. No sólo por lo que sucedió aquel día sino por todo lo que ha conllevado después.  “Es como el efecto mariposa porque a raíz del suceso de un día nada vuelve a ser lo mismo en la vida de la gente”.

Antonio fue uno de los heridos más graves del atentado y vive con secuelas desde entonces. Los médicos dijeron a sus padres que al retirarle la sedación no sobreviviría. Pero lo hizo y ahora colabora con el proyecto de llevar a las aulas el testimonio de los afectados. “Les hago ver que hay que potenciar la creencia en la justicia y no la venganza”. Precisamente el juicio del 11M fue un momento clave en su recuperación. “Me sentí muy bien en el juicio, cuando entré en la sala, me quedé mirando a los asesinos y ninguno fue capaz de sostenerme la mirada. Todos se agacharon y me dije: has vencido sobre ellos, ellos se dan cuenta a través de ti de lo que han hecho, se sienten culpables. Ya con eso tenía bastante. Ahí sentí que empezaba a desligarme del victimario”. Antonio también habla de lo complicada que resulta la vida sentimental y de la soledad que sintió cuando, tras el atentado, su círculo de amistades desapareció.

Rodrigo estaba en el andén 2 de la estación de Atocha rumbo a la Universidad cuando el tren explotó. Nunca contestó al mensaje que le envió su padre: “Dime dónde estás e iremos a buscarte”. Lo encontraron 24 horas después en Ifema. “Resistimos a base de cariño los unos por los otros”, cuenta Marisol, su madre, con gran serenidad. Los amigos de su hijo les invitaron desde entonces a participar en juegos de rol a los que Rodrigo era muy aficionado y esa fue una de las formas que encontraron para seguir cerca de él.

Zaira es de Tarifa y no llevaba ni un año viviendo en Madrid cuando explotó el tren en el que viajaba ese 11 de marzo. “Todo ha sido un trabajo de aceptación. El primer día que me miré al espejo fue un shock”. Tiene reconstruida toda la cara, perdió el ojo y parte de la audición. “Allí se quedó mucha gente. Soy una superviviente y pensar eso me hizo quererme a mí misma”.
Jueves 29 a las 22.00h