Todos los jueves de mayo, TCM prolonga su compromiso de ofrecer a sus espectadores el cine más comprometido y de calidad. Películas que han dejado un hondo recuerdo en los ojos del público más cinéfilo.
Terrence Malick se convirtió en una de las grandes promesas del cine americano gracias a su espectacular debut en 1973 con Malas tierras, una road-movie protagonizada por una pareja de jóvenes amantes, interpretados por Martin Sheen y Sissi Spacek, que huían de la justicia e iban jalonando su camino de asesinatos. La película era una mezcla de melodrama rural, thriller y relato poético que mostraba la pasión del director por el paisaje de la América profunda.
Memento fue la segunda película que dirigió Christopher Nolan, el realizador de Origen. La historia de un hombre que sufre una peculiar amnesia contada mediante continuas escenas retrospectivas. Un desafío creativo del que Nolan salió más que airoso consiguiendo una nominación al Oscar al mejor guion original en 2002.
Con Match Point Woody Allen inauguró en 2005 una nueva etapa en su ya dilatada carrera
como realizador. Abandonó las calles de Nueva York en las que se habían desarrollado la mayoría de sus historias y cruzó el océano. Se trasladó a Londres y filmó allí un complejo y amargo drama protagonizado por Jonathan Rhys Meyers y Scarlett Johansson. Una sombría mirada al comportamiento moral de los seres humanos.
Hoy en día El último tango en París de Bernardo Bertolucci se ha convertido en un gran clásico y se considera un profundo análisis de la soledad y la desesperación. Pero cuando se estrenó en 1972, además de sus valores cinematográficos, se destacaron otros aspectos más polémicos. Sus escenas eróticas provocaron que miles de espectadores españoles cruzaran la frontera francesa para poder ver el film, ya que en España estaba prohibido. La película, protagonizada por Marlon Brando y María Schneider, también escandalizó a la Iglesia Católica, y las presiones consiguieron que en Italia fuera retirada. En Inglaterra las feministas se manifestaron por las calles y en otros países la censura directamente la prohibió o la mutiló. Pero al margen de los escándalos Bernardo Bertolucci quería, con esa historia de un hombre desesperado tras la muerte de su esposa, representar el vacío existencial que atravesaba Occidente.