En octubre continuamos celebrando nuestro 90 aniversario, esta vez, acercándonos al Código Hays: el decálogo que dictó, durante tres décadas, las reglas básicas para un cine moralmente adecuado.
A mediados de los años 30, cuando el cine sonoro daba sus primeros pasos, los grandes estudios rodaban películas en las que las mujeres fatales (?La pelirroja?), la sexualidad desbordante (?Carita de ángel?), y los crímenes violentos (?Scarface, el terror del hampa?) tenían cabida. La censura era distinta en cada estado y la producción cinematográfica estaba libre de aplicarla pero, ante las protestas de grupos católicos y ultraconservadores, los grandes estudios se pusieron en marcha. En 1927, Will H. Hays, presidente de la Asociación Cinematográfica de América (MPAA) quiso adelantarse a la censura institucional y redactó una lista que recogía una serie de temas a evitar en las producciones cinematográficas y el tratamiento adecuado para dar a los mismos.
Con la ayuda de un editor y un sacerdote católicos, Hays impulsó la implantación de un código de buenas prácticas que servía para acreditar la adecuación moral de los largometrajes. Así, hace 80 años, nació el Código Hays bajo el que se alargaron las faldas, se cortaron escenas y se eliminaron tramas en pos de un panorama cinematográfico libre de cualquier oscuridad moral.
MGM recoge, cada domingo de octubre, una película que nos ayuda a entender algunas de las prácticas promovidas bajo este código que limitaba la libertad creativa de guionistas, directores y productores.
El domingo 5, ?El fuego y la palabra? nos ayuda a acercarnos a cómo Hollywood representó la religión como sustento social. Burt Lancaster (?De aquí a la eternidad?) es Elmer, un vendedor reconvertido en sacerdote que utiliza la fe como fuente para enriquecerse. Frente a él, una angelical Jean Simmons (?Con los ojos cerrados?) encarna la espiritualidad y los principios básicos del catolicismo: el amor y la tolerancia, valores que terminarán por reconducir a Gantry hacia el buen camino.
Con ?Los hechos de la vida? seremos testigos de qué aceptaba el código Hays como apropiado a la hora de representar la vida en pareja. Los matrimonios comparten dormitorio pero no cama, se dan besos decorosos y nunca se muestran escenas de cama. Bob Hope (?Ocho en fuga?) y Lucille Ball (?Tuyos, míos, nuestros?), pareja cómica por antonomasia, protagonizan esta película de Melvin Frank (?Un toque de clase?) en la que el adulterio se convierte en una aventura poco interesante. Pese a su escarceo, los amantes vuelven a su matrimonio sin haberse dejado llevar por la pasión, respondiendo así a uno de los principios básicos del código: la defensa de los valores tradicionales.
El domingo 19, ?Los jóvenes salvajes? ilustra la manera en que el Código Hays narraba los hechos criminales: libres de sangre, mostrados en un segundo plano y sin armas de fuego. Cuando una banda acaba con la vida de un puertorriqueño, el ayudante del fiscal se convierte en la mano que lucha por limpiar las calles de delincuentes. Burt Lancaster (?Vencedores o vencidos?) protagoniza esta película de John Frankenheimer (?El mensajero del miedo?) que abre con la escena del asesinato, una representación que sigue fielmente los mandatos del Código.
El vestuario y el baile tenían su propio apartado en la lista que Hays promovió. Con ?West Side Story?, ganadora de un Premio Oscar al Mejor Vestuario, vemos cómo la indumentaria no dejaba al descubierto ni el ombligo ni las axilas y los bailes tampoco contenían movimientos indecorosos.
Domingos a las 21.45h