Cada año, la Antártida se convierte en el escenario de un maravilloso viaje para perpetuar la especie. Miles de pingüinos emperador inician un periplo que puede durar varios días y cuyo itinerario cambia cada año dependiendo de las formas versátiles de los icebergs. Se dirigen al lugar que los vio nacer a todos ellos.
Es el inicio del inverno, un largo período de nueve meses en el que deben soportar una temperatura media de -40º C. Con más hembras que machos y con una única pareja por año, el cortejo se inicia con una actividad febril y luego, de repente, llega el silencio. Es la antesala a una espera que se prolonga durante tres meses hasta el gran momento, la puesta del huevo. Para protegerlo necesitan mucha energía y para conseguirla deben alimentarse. La madre, cansada por el esfuerzo, le pasa el huevo al padre e inicia un viaje de vuelta al océano en busca de pescado fresco. Los machos, sin alimento, tienen por delante una noche gélida que dura cien días. Cuando por fin regresa la luz, el polluelo rompe el huevo. La madre, ya alimentada, inicia entonces una carrera contrarreloj antes de que el padre, al límite de sus fuerzas, inicie a su vez el camino hacia el océano. Ganadora del Óscar al mejor documental, Odisea te muestra la impresionante lucha anual del pingüino emperador por la supervivencia en el implacable escenario del Polo Sur.
Martes 6 a las 17.10h