De la noche a la mañana Wilma había pasado de ser una tormenta tropical a convertirse en el huracán categoría 5 más poderoso de la historia en el Atlántico.
Los meteorólogos no podían creer lo que veían. De la noche a la mañana Wilma había pasado de ser una tormenta tropical a convertirse en el huracán categoría 5 más poderoso de la historia en el Atlántico. Nunca antes un ciclón había alcanzado la presión mínima de 882 milibares (cuanto más baja la presión, más feroz es la tormenta).
Y eso no era todo. Ese 19 de octubre de 2005, al comprobar la intensidad, los meteorólogos verificaron algo aún más inquietante: que la tormenta –entonces ubicada a unos 550 kilómetros al sureste de Cozumel- se dirigía directamente rumbo a la joya del turismo mexicano: Cancún.
En ese momento los vientos alcanzaban hasta 280 kilómetros por hora, pero al interior del sistema hubo ráfagas que llegaron a alcanzar los 370 km/h, la velocidad de un bólido de fórmula uno.
Había poco tiempo. Cerca del mediodía del 19 de octubre, las autoridades declararon la alerta amarilla para la Península de Yucatán y las islas cercanas a esa costa mexicana. El alerta obligaba a suspender la navegación en el caribe mexicano. Seis horas más tarde, el Estado de Quintana Roo pasó a alerta naranja: peligro alto de acercamiento. La gente que pudo abandonó el lugar: casi 76.000 personas fueron evacuadas, de las cuales unas 16.000 eran turistas. Los que no se pudieron ir, buscaron refugio en uno de los 174 albergues temporales, con más de 71.000 personas resguardadas.
Esa noche, a las 22 horas, el huracán empezó a sentirse en la costa mexicana. Se emitió la alerta roja. A partir del 21 de octubre, el ciclón, apenas debilitado, golpeó la península con toda su fuerza.
Emisión: Martes 12 de Agosto a las 4:25, 9:12, 14:00, 18:48, 23:35 Horas
Departamento de prensa de Discovery Communications