El 4 de marzo de 2018, los servicios de urgencias se movilizan en una pequeña ciudad del condado de Wiltshire para atender a un hombre llamado Sergei Skripal y a su hija Yulia, que han aparecido inconscientes en el banco de un parque. Todo apunta a un posible envenenamiento por ‘novichok’, uno de los agentes nerviosos más letales desarrollado en la URSS entre las décadas de 1970 y 1980. Pocas horas después de dirigir el examen forense de la vivienda de los Skripal, el detective inspector Nick Bailey comienza a encontrarse mal. Mientras la policía descifra el suceso como un intento de asesinato con un objetivo político, varios rastros de este veneno son hallados en distintos puntos de la ciudad, sumiendo a la población en una situación de alerta sanitaria e incertidumbre. El caso pronto desborda las oficinas de Salud Pública, desde donde Tracy Daszkiewicz, directora del área, trata de garantizar la seguridad de los ciudadanos y gestionar una situación que se les escapa entre los dedos.

Más allá de los titulares, la investigación y las conjeturas políticas, la miniserie cuenta el extraordinario heroísmo de una población inocente que se movilizó ante una crisis para la que nadie les había preparado. Una historia nunca contada… hasta ahora.

‘Muerte en Salisbury’ es una producción de BBC y Dancing Ledge Productions para BBC One, escrita por Adam Patterson y Declan Lawn, producida por Karen Lewis, Laurence Bowen y Chris Carey y dirigida por Saul Dibb (La duquesa, Bullet Boy).

Protagonizada por Rafe Spall (La guerra de los mundos, La vida de Pi), MyAnna Buring (The Witcher) y Anne-Marie Duff (La materia oscura, Sex Education), esta miniserie británica recrea los hechos basándose en los testimonios de las víctimas afectadas.

En declaraciones de Adam Patterson y Declan Lawn, guionistas y productores ejecutivos, El ángulo del espionaje internacional ya había sido explotado sobradamente en la prensa, así que, dada la información tan limitada que teníamos a nuestro alcance, para nosotros el drama humano real estaba en cómo personas normales y corrientes lidiaron con esta crisis que llamaba a su puerta”.

Prensa

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