En 1939, cuando se rodó El mago de Oz, el uso del color en el cine era una excepción. Cuatro años antes se había estrenado La feria de la vanidad de Rouben Mamoulian, la primera que se filmaba íntegramente en technicolor, una técnica cara y compleja que utilizaba una cámara que creaba una película separada para cada uno de los colores primarios, es decir, el rojo, el amarillo y el azul. Louis B. Mayer, el jefe de la Metro, decidió que ese musical que hablaba de sueños, miedos y esperanza, jugara cromáticamente con la realidad y con la fantasía. Y así, las escenas que tienen lugar en la pequeña granja de Kansas, en la que vive Dorothy, el personaje que interpreta Judy Garland, están rodadas en blanco y negro. En cambio, el mundo mágico de Oz es completamente en color.

El uso del color en El mago de Oz hizo que decoradores y atrezzistas se esmeraran en la creación de los distintos decorados y objetos que arropaban a los personajes. Y así, los famosos zapatos mágicos que se calza Dorothy, que en el libro original eran plateados, se convirtieron en rojos para que llamaran más la atención de los espectadores.

A partir de entonces, el color se convirtió en un elemento más y uno de los más importantes para contar una historia. Con el color se podía transmitir el estado de ánimo de los protagonistas y el entorno en el que viven. Usando una determinada paleta cromática los directores insinúan un mayor o menor optimismo; alegría o tristeza; una vida en pleno apogeo u otra que se acerca a la muerte.

Todos los sábados de mayo los espectadores de TCM podrán ver una colección de películas que tienen una distinta, amplia y completa gama de colores. Títulos como la trilogía que filmó el polaco Krzysztof Kieslowski, Azul, Blanco y Rojo, es decir, los colores de la bandera de Francia y que al director le daban pie para reflexionar sobre los principios de la revolución francesa: libertad, igualdad y fraternidad.

También se podrá apreciar la utilización del color en musicales como West Side Story, Los paraguas de Cherburgo y Gigi; en filmes que nos muestran un posible futuro como Her, y en géneros tan distintos como el terror, con Suspiria; en westerns, con Centauros del desierto y en otros filmes como La gran belleza de Paolo Sorrentino o Spring Breakers de Harmony Korine. El célebre director de fotografía Freddie Young retrató magistralmente las distintas tonalidades y matices de las arenas rojas del desierto de Wadi Rum, también conocido con el Valle de la Luna, en Lawrence de Arabia de David Lean, otro de los largometrajes incluidos en este ciclo.

En El último emperador de Bernardo Bertolucci, una más de las películas que se verán en TCM los sábados de mayo, el director de fotografía Vittorio Storaro utilizó el color rojo para contar la infancia del emperador Pu Yi; el amarillo para su coronación; el verde para sus años de adolescencia; un azul profundo, casi añil o índigo, para su época de madurez, cuando desea regresar a China y volver a ser emperador y, finalmente, unos colores desaturados en sus últimos años de vida, cuando se convierte en jardinero de la “ciudad prohibida”. Una programación que, gracias a TCM, convertirá los sábados de mayo en una explosión cinematográfica de luz y de color.

Sábado 1
18:55 Tres colores: Azul
20:30 Tres colores: Blanco
22:00 Tres colores: Rojo

Sábado 8
17:45 El mago de Oz
19:20 El último emperador
22:00 Spring Breakers

Sábado 15
18:55 Un mundo de fantasía
20:30 Los paraguas de Cherburgo
22:00 La gran belleza

Sábado 22
17:35 Her
19:35 West Side Story
22:00 Suspiria

Sábado 29
16:35 Centauros del desierto
18:30 Lawrence de Arabia
22:00 Gigi

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