¿Cómo es la vida en las cárceles más duras del planeta? DMAX vuelve a entrar en las prisiones de alta seguridad más peligrosas con el estreno de una nueva temporada de ‘Las peores cárceles del mundo’, la serie que muestra desde dentro estos auténticos templos del horror para conocer cómo es su funcionamiento interno. Mañana martes 24 de mayo, a las 22.30 horas, el canal estrena los nuevos episodios que trasladarán al público a los centros penitenciarios más problemáticos de lugares como Maldivas, Brasil y Bosnia.

Esta producción internacional lleva tres temporadas recorriendo el planeta para acceder a algunos de los peores presidios del mundo y mostrar al público de DMAX cómo es formar parte de este mundo desde los diferentes puntos de vista de las personas que viven o trabajan en estas prisiones. Tras entrar en cárceles de países como Egipto, Haití, Rusia, Sudáfrica y Bulgaria, DMAX vuelve a colarse tras las rejas de nuevas prisiones de alta seguridad en las que presos y guardias narran en primera persona la lucha diaria por sobrevivir en este peligroso entorno.

Las Maldivas son un paraíso turístico para millones de personas que visitan estas islas cada año para disfrutar de sus playas, aguas cristalinas y actividades al aire libre. Una forma de vida de la que no disfrutan los habitantes de la prisión local. En la cárcel de Maldivas el recuento de los prisioneros se realiza cinco veces al día. Las bandas, las drogas y la violencia son asuntos cotidianos en esta prisión donde los funcionarios tienen tolerancia cero con los presos. Todos aquellos que han intentado fugarse, han fracasado en su intento.

Algo similar ocurre en Brasil, destino idílico para muchos turistas cuya alta tasa de delincuencia convierte al país en uno de los lugares con más centros penitenciarios, con más de 800 cárceles repartidas por todo el país. ‘Las peores cárceles del mundo’ entra en una de ellas para demostrar que, si existe el infierno en la Tierra, este podría estar tras las rejas de esta prisión de alta seguridad en la que reina el caos. Los funcionarios de este centro penitenciario temen a los presidiarios, cuya peligrosidad es equiparable o peor a la de las armas. Para proteger al resto de la sociedad de ellos, los ocho bloques que la rodean la prisión se acorazan con una valla de seis metros de altura y un muro de un metro y medio de grosor.

En el continente europeo también existen cárceles tristemente célebres por la dura vida que les espera a los presos que ingresen en ellas.  Situada en la cuarta ciudad más grande de Bosnia, y rodeada por una pobreza extendida tras la guerra de los Balcanes, esta cárcel bosnia se rige por sus propias reglas. Su rígida estructura y orden interno ha sobrevivido a largos periodos de disturbios entre las comunidades judías, cristianas y musulmanas que conviven tras sus muros y que mantienen una disputa por el poder.

Martes 24 a las 22.30h

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