La 2La edad supone enfermedad y decadencia. ¿Y si la ciencia pudiera revertir el proceso de envejecimiento? Son algunas de las cuestiones que plantea esta semana ‘La noche temática’, con el título ‘¿Curar la vejez?’.

‘En busca de la juventud perdida’

Escapar a las enfermedades y minusvalías que sobrevienen con la edad significa borrar las marcas del envejecimiento. Lynne Charnay, a sus 96 años, sigue actuando en cabarets. No es una excepción. Forma parte de un grupo de judíos asquenazíes neoyorquinos que están siendo estudiados por su excepcional longevidad con buena salud. No todos envejecemos a la misma velocidad. La edad biológica es nuestro reloj interno. El primer engranaje de ese reloj se encuentra en el corazón de la célula, en nuestro patrimonio genético, nuestro ADN. En el caso de Lyanne, ese reloj se ha ralentizado por la expresión de ciertos genes.

En el proceso de envejecimiento se ha descubierto la implicación de 1.373 proteínas. Algunas de ellas podrían servir de base para la creación de un fármaco dirigido a pacientes con enfermedades neurodegenerativas. Los ensayos clínicos ya están en marcha.

El elixir de la juventud puede estar cada vez más cerca. Multimillonarios en busca de inversiones prometedoras financian a los científicos que buscan la receta antienvejecimiento.

‘Más vida: el secreto del envejecimiento’

La muerte es una parte normal de la vida. Pero, ¿podemos los humanos superar el límite biológico de la edad? Nuestra esperanza de vida ha aumentado constantemente en la historia reciente. En la antigua Roma era de solo 25 años. En la Edad Media seguía siendo de solo 35 años. Ahora vivimos hasta los 70 años, como promedio. ¿Podemos extender nuestra esperanza de vida indefinidamente? Y, ¿realmente queremos hacerlo?

Hay regiones donde las personas viven más tiempo que la mayoría. Son las conocidas como zonas azules. Por ejemplo, los centenarios en Costa Rica albergan un secreto biológico descubierto recientemente por la ciencia. Los extremos de sus cromosomas, conocidos como telómeros, son más largos que los de otras personas. ¿Podría ser esta la clave del código de la longevidad humana? “Sí”, dice la investigadora española María Blasco de Madrid, que está desarrollando una forma de retrasar el envejecimiento en ratones.

Sábado 24 desde las 23.40h

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